Planeta azul

Interpelo a las tierras que contuvieron escondidos los huesos de tres víctimas de terrorismo de Estado durante la última dictadura militar en Uruguay. Con las tierras que escondieron sus cuerpos durante más de tres décadas, siembro un jardín en el Museo de la Memoria de Montevideo.

Con una técnica fotográfica antigua y manual, realizo cianotipos de gran escala. Busco la energía que quedó en la tierra, generando una serie de imagenes que son engranaje colectivo.

Eduardo Bleier Horovitz, judio, comunista, secuestrado en 1975, y amigo de mi abuelo, fue hallado en 2018. Apartir de entonces comencé a investigar el concepto de tierra como archivo de la memoria y luego de dos años de solicitudes burocráticas y judiciales, la Insititución de Derechos Humanos del Uruguay me hizo entrega de tierra de la fosa de Eduardo, de la fosa de Julio Castro y de la fosa de Ricardo Blanco.

Planeta Azul se llama el jardín que siembro en el Museo de la Memoria de Montevideo, un site specific, un laboratorio artístico en un sitio de memoria, un jardín que se propone como un espacio de contemplación activa, donde podemos sentarnos a mirar, plantar, sentir el abrazo de las flores que no pudieron cortar.

Cada planta que se integra es un acto performativo colectivo, cada una contiene una tierra de esas tierras, que son archivo. Familiares de víctimas, defensoras y defensores de derechos humanos, niñas y niños de escuelas y del barrio, traen su planta, realizan su rito. Cuido cada planta, realizo un herbario. Con esas flores, hojas, tierra creo imágenes por contacto directo entre la emulsión fotográfica y los objetos botánicos, creando huellas.

Usando una de las primeras técnicas fotográficas, la cianotipia, sin cámara y por contacto directo, creo huellas de las tierras y su jardín. La cianotipia es una técnica del 1840, muy usada para la copia de planos en arquitectura e ingeniería, elijo esta técnica porque propongo la memoria como cimiento de nuestra sociedad. Las líneas generadas por los dibujos de luz de esas huellas botánicas se imponen con su belleza ante el olvido, esas líneas de la memoria cuyo origen son los tallos de las plantas crecidas en el jardín, sostienen nuestras libertades.

En Uruguay este es el primer espacio en homenaje a nuestros desaparecidos hallados, recordarlos plantando flores con la tierra de las escavaciones es sembrar futuro. Ellos son la prueba de los enterramientos clandestinos, esta tierra los mantuvo escondidos pero también habló, y puede tener aún mucho que decir y es necesario preguntarle, con todos los lenguajes posibles. Si bien el arte no ridime através de la experiencia estética, recordar es una acción vital, como lo es plantar.

ES